sexta-feira, abril 09, 2004

Há sempre uma sexta-feira de tristeza e dor

Federico García Lorca


Sorpresa

Muerto se quedó en la calle
Con un puñal en el pecho.
No lo conocía nadie.
¡Como temblaba el farol!
Madre.
¡Como temblava el farolito
de la calle!
Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus hojos
abiertos al duro aire.
Que muerto se quedó en la calle
que con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.

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